SOCIEDAD
22 de octubre de 2021
Los hornos de carbón de Conhello
Las construcciones de hornos de carbón nacieron en el norte argentino y llegaron hasta Conhello
GERA Audiovisuales recorrió este histórico lugar de la localidad.
La semana pasada estuve realizando un trabajo en Conhello, y entre los muchos lugares que visité está éste que me cautivó desde la primera vez que fui, semanas anteriores, especialmente por la historia que tienen los famosos hornos de Conhello. En el pasado llegaron a funcionar TREINTA HORNOS! era un despliegue de leña, carbón, camiones y trabajadores, realmente importante. El paso del tiempo fue haciendo que la actividad decayera -no sé bien por qué- y por fortuna actualmente desde el Municipio se ha encarado la construcción de nuevos hornos (tienen una duración limitada de uso), y ya están funcionando siete hornos de carbón, dándole trabajo a quienes los manejan, a quien los construye, a los camioneros que traen la leña, a los camioneros que luego llevan el carbón, y por supuesto a los hacheros. Como vemos una larga cadena que significa no sólo producción, sino trabajo para varias familias. CÓMO SON LOS HORNOS DE CARBÓN? Con siete metros de diámetro, una altura de idéntica extensión y fabricados íntegramente con ladrillo común, estos hornos tienen paredes de un espesor de 15 centímetros, con refuerzos triangulares de otros 15 centímetros cada tres metros. Un grosor mayor retrasaría su enfriamiento. Tienen una chimenea de medio metro de diámetro, que es de gran ayuda para manejar el fuego. No se hace piso de material, porque no soportaría el calor. Cuando hice las imágenes toqué sus paredes y quemaban la mano! Cómo funcionan estas “máquinas” que transforman la leña en carbón? Una vez cargados, se sellan las puertas (tienen una para la carga y otra, en el lado opuesto, para la descarga) y se empieza a prender por un hueco de unos 50 centímetros. Después se le da unas diez horas de fuego y, una vez que éste «agarra», se tapa la abertura con barro y el horno comienza a trabajar solo. Luego de 24 horas, el fuego comienza a bajar a las "vizcacheras", pequeñas aberturas ubicadas aproximadamente cada un metro y medio en la parte inferior de las paredes. Estas son indispensables para manejar el quemado. Cuando el fuego cae en la primera, se la debe tapar, para que la llama se apague en ese sector y “caiga” en el siguiente. Una por una, estas bocas se van sellando en el sentido de las agujas del reloj, hasta que arde el último tronco. Es ésta la fórmula para guiar el fuego y realizar un quemado parejo. Cuando ya ardió toda la leña, comienza a salir un humo celeste claro al principio y blanco después, entonces se tapa la boca de la chimenea para ahogar el fuego. No se puede usar agua, porque se estropearía el carbón. Todo ese proceso lleva tres días, y se deberán aguardar otros tres para que el horno se enfríe y se pueda sacar la producción. Apenas se vacíe, volverá a llenarse con leña seca y todo empezará otra vez. Ni bien se saca, el carbón se carga en un camión y se despacha, para no correr el riesgo de que una lluvia lo moje. Hay dos cosas fundamentales en este proceso: el viento, que acelera el fuego y hace quemar mal, y la calidad de la leña, que si está “atabacada” (podrida por dentro), forma mucha ceniza y reduce el rendimiento. La relación entre la cantidad de madera quemada y el carbón producido, es otro punto esencial, que depende de la sapiencia del encargado para guiar el fuego. Toda la producción es comprada por una metalúrgica mendocina, que utiliza el carbón vegetal para elaborar ferro silicio, un metal esencial para la fabricación de acero, y que sólo se produce en seis fábricas en todo el mundo. Allí, el carbón entero que sale de Conhello, se coloca en grandes hornos que están continuamente encendidos y se mezcla con otros elementos. Luego se vuelca en un recipiente en el que se solidifica y se forma un bloque, que después se rompe en trozos, se embolsa y se exporta. La fábrica, la mayor productora de ferrosilicio de América del Sur, es el destino final de las “perlas negras” surgidas del caldenal y elaboradas en los hornos de Conhello, “herederos” de los viejos zanjones tapados con tierra y ramas, que hace casi un siglo ardían en el norte argentino. Como muchos no saben esto es que lo publico, para que los pampeanos sepan que hasta los pueblos más pequeños producen, y mucho. VIVA LA PAMPA! Gerardo Alainez - Productor audiovisual
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