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ECONOMIA

19 de febrero de 2019

Una buena tendencia

Varios temas importantes para las cadenas agroindustriales esta semana.

 La medida anunciada por el presidente Mauricio Macri --reducir la carga fiscal elevando el mínimo no imponible en el impuesto al trabajo-- es de gran impacto en particular para las economías regionales. Es donde incide más el costo laboral y era un reclamo unánime de todas las actividades: fruticultura, cultivos industriales desde la caña de azúcar al algodón, pasando por el arroz, el maní, la industria láctea, avicultura, con el conglomerado de pymes y grandes que agregan valor en origen, que es donde hace falta.

También es una buena noticia la incipiente caída de las tasas de interés, absolutamente incompatibles con el crecimiento. Hay crédito en dólares a tasa razonable, pero ya sabemos que hay actividades que por momentos no acompañan la evolución del tipo de cambio. La ganadería, por ejemplo. Aunque a la larga compensan, como acaba de pasar con el precio del novillo: venía muy retrasado, complicando la terminación. 

Conviene recordar que en la Argentina de la Segunda Revolución de las Pampas, prácticamente todo el engorde es a corral, porque aun cuando algo se inverna sobre pasturas, finalmente hay que imputar el costo de oportunidad de destinar ese lote a agricultura. Además, un maíz de 100 quintales implica 1700 kg de carne por hectárea.

Hemos visto esta semana, compartiendo una jornada que organizó ACA en Ramírez (provincia de Entre Ríos) mucho maíz comparable a los del corn belt. Una tabla. En los plots de la muestra había nuevos híbridos que prometen 15 toneladas. Es una zona que hace veinte años era netamente ganadera. Se hizo agrícola, y ahora  

la agricultura es para la ganadería. La cooperativa de Ramírez (“La Ganadera”) viene de hacer un remate de más de 3.000 cabezas, donde tuvieron que hasta los camiones de corral.

El maíz es una llave poderosa. No solo por lo que hace en materia de sustentabilidad y por su aporte a la macroeconomía, sino como nodo central de la nueva estructura productiva. Valor agregado en la producción básica, convirtiendo la semilla en grano. Y valor agregado en una cascada de alimentos y bioenergía. La Ganadera es una de las 50 cooperativas que integra ACABio, a pesar de estar a 400 km de Villa María. Una de las estaciones de la demostración –visitada por un millas de productores-- fue precisamente la del alimento balanceado que provee la propia cooperativa, empleando la burlanda de la planta de maíz como un ingrediente clave. Convertir el maíz en carne, es en última instancia una forma de zafar del cepo de la retención a la exportación del grano sin valor agregado. 

Los dueños del campo donde se hizo la demostración son los hermanos Plem, que vienen creciendo en producción y, sobre todo, servicios. Charlamos bastante y en profundo. La están peleando con un tambo, con ganas de pasarse a ganadería de carne. Se imaginan el negocio de ciclo completo, aprovechando su experiencia en ensilado. Tienen tres picadoras Claas, 16 tractores llevando carros forrajeros, bateas o autodescargables, 6 camiones, tres embolsadoras. Un “circo” de cincuenta personas. Hacen casi 10.000 hectáreas por año, casi todo en la zona y en campos chicos. Empezaron apenas con el picado hace una década. Y no pararon de invertir. Ahora todo se hace muy cuesta arriba, como a todos los contratistas, porque la picada es costosa y todos vienen mal pisados.

Como todo Ramírez, y como todo el país, vienen de una pésima campaña. Ahora todo pinta mejor. Resiliencia. Pero hay que ayudar. Lo de la carga impositiva del trabajo va en la buena dirección. Lo que falta es un empujoncito que permita llegar arriba de la cuesta. Desde allí, todo será más fácil. Fuente 

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