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21 de febrero de 2018

“El Sirio” cumple 100 años: entrevista a Aldo Dayup

“Cien años de vida y una eternidad de gratitud”. Así comienza Aldo Dayup la entrevista, al hacer referencia al centenario de su comercio, que tendrá lugar este 22 de febrero, ubicado en la calle Pringles de Guatraché.

Con la parsimonia y la calidez que lo han caracterizado a lo largo de su vida, relata que su padre (Nade Amed Dayup) y su tío ( Eslliman Jadur Dayup) llegaron a Buenos Aires en 1914, escapando de la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, no pudieron venir juntos, sino que uno lo hizo en un buque carguero y otro en un buque de pasajeros. “Papá llegó antes, entonces se produjo el desencuentro acá en el país”, relata.

Pero el destino tenía un as bajo la manga. Así, la vida quiso que tres años más tarde se reencontraran en la Estancia "La Verde"(Roberto Peters). Vale recalcar que los inmigrantes árabes siempre fueron apreciados por su laboriosidad, y con ese esfuerzo lograron hacerse años más tarde del local -por ese entonces una tienda de indumentaria- que se llamó "Nade Primo" y años más tarde se convertiría en “El Sirio”. Originalmente adquirieron el salón, la pieza, la cocina y el terreno, que tenía salida por calle Belgrano. “Así comenzó en el año 1918 este largo camino con mi papá y mi tío que no sabían leer ni escribir, pero eran aventajados los inmigrantes y viajaban a Buenos Aires, traían mercaderías y después salían en carro a vender y poco a poco la tienda se fue convirtiendo en almacén”, cuenta Aldo. “Hubo años buenos y otros no tanto pero su habilidad comercial fue más allá pudiendo costear estos años malos y seguir progresando, comprando aves, huevos, cueros, perdices y martinetas que comercializaban en Buenos Aires!, agrega.

En el año 1923, su padre contrajo matrimonio con Antonia Sánchez. Los recuerdos de su infancia no son fáciles. “Mamá era muy jovencita, nacimos once hijos de los cuales los tres primeros fallecieron, se criaron ocho y hoy día somos cinco”.

Con 81 años en su haber, Aldo recuerda que fue muy precoz en la escuela debido a que de muy chico aprendió a leer con las revistas de Boca que su tío traía de Buenos Aires. Así, a su edad de 10 u 11 años, su padre le vio la veta comercial a Don Aldo y le dijo que quería que esté con él en el negocio junto a sus hermanos. Se trabajaba para la familia, recuerda que vinieron años duros cuando abrió la Agrícola Ganadera, muchos comerciantes cerraron y se fueron a Buenos Aires porque allí había trabajo. Pero la familia Dayup decidió seguir intentando. “Nosotros la pasamos y trabajamos a la sombra de la Cooperativa toda la vida, el frente era baldío y estaba todo lleno de carritos, las calles llenas de carritos de los colonos que venían con sus productos del campo y les pagaban o hacían cambio por otras mercaderías. Contrarrestamos surtiendo nuestro negocio y alcanzaba para que viviera toda la familia, éramos muy unidos, nunca hubo un problema y menos por plata”, recuerda Aldo.

Pero además de las peripecias comerciales, Aldo tuvo que afrontar la muerte de su padre, Nade Amed, a muy corta edad. “Papá, hombre de pocas palabras, falleció cuando yo tenía 14 años”, cuenta. El legado que le dejó fue el negocio, donde Aldo y toda la familia continuaron trabajando, pero esta vez con él a la cabeza y ya sin la tutela de su padre.

Así, Aldo empezó una nueva vida en el comercio familiar, el cual se puso al hombro pero donde sobresalió por su amor a la camiseta azul y amarilla. Sin ninguna historia especial detrás del fanatismo por el club Xeneize, fue cobrando popularidad desde que con sus apenas 7 años salió a festejar con una banderita de papel el triunfo del club de sus amores, siendo hoy por hoy el referente hincha de la localidad, recibiendo y bromeando al respecto, y cumpliendo promesas como caminar desde General M. Campos (localidad a 24 km de distancia de Guatraché) en 1977, año en el que Boca ganó la Intercontinental al Borussia, hecho que tuvo repercusión nacional y salió en los principales matutinos con el título de "Fanático Yo". Aldo también repartía caramelos a los chicos cuando Boca ganaba, y tantos otros recuerdos hacen de Aldo un ser entrañable en la localidad.

De su paso por el fútbol local durante la década del '50, recuerda un clásico entre los clubes Pampero y Huracán de Guatraché y relata un gol que le hizo a Huracán en un partido muy cerrado (cero a cero). “Me sentí un privilegiado, porque estaba mi madre, quien siempre me acompañaba, y pude ir a abrazarla porque en esos tiempos las canchas no tenían el alambrado que tienen ahora”, recuerda.

Con la llegada de Los Menonitas en 1986 comenzó un nuevo andar de Aldo. “Yo me puse en el lugar de mi padre, de mi tío, cuando llegaron no sabían pedir agua. Esa fue mi posición ante ellos… no me movió el materialismo, muchos aprovecharon la circunstancia, yo hasta les hice de cajero, me dejaban las bolsitas con el dinero, nunca tuvimos una diferencia”, relata Aldo. ¿Anécotas? Varias, pero especialmente se acuerda de cuando “uno de ellos viajaba y no daba el tiempo para contar los dólares que estaban en la bolsita, entonces los pesamos y acá quedaron hasta que regresó”. Aldo agrega que al día de hoy va a la Colonia Menonita dos veces a la semana pero por más de 20 años lo hizo todos los días, y el arreglo era que ellos le compraran mercadería por determinada cantidad de dinero y él se los llevaba sin cargo. Así Aldo cultivó amistades que aún perduran y si visitamos la Colonia sabemos del paso de Aldo que hizo que la mitad más uno se uniera al club de sus amores, Boca Junior.

Osvaldo Jalet Dayup, padre de dos hijas, tres nietos y una bisnieta, personaje querido y respetado, en Guatraché es conocido por todos como “Aldo”.  Se define como gorrión libre, el no haber tenido patrón en mi vida eso no me lo quita nadie, generoso, amable siempre dispuesto a tender una mano cuando alguien lo necesita.”

En una entrevista amena, informal donde se puede ver, que esa gran familia donde uno trabajaba para todos y todos para uno, sigue intacta, distintos tiempos, diferentes nombres pero todos acotando anécdotas....recuerdos y haciendo sentir a cada persona que pase por "El Sirio"...como en casa.

¿Cómo ve Aldo el futuro? Según dice, “seguirán los nietos, y en eso estamos, encaminando a mi nieta Yamila… porque hay que enseñar con el ejemplo. Todo es prestado: no traemos ni nos llevamos nada”.

Nota realizada por FM Sonidos 102.3.

 

 

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