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25 de julio de 2017

Una vez más sale a remate el Frigorífico Toay

El año pasado fracasó un intento de remate por falta de oferentes. Estaba valuado en unos 15 millones de pesos pero ahora sale con una base de sólo 5 millones.

Este miércoles en la calle Rivadavia, sede del Colegio de Martilleros, se rematará el frigorífico de Toay, un predio que tiene una superficie de 4 hectáreas y está ubicado en Toay. El inmueble consta de la planta frigorífica que incluye otras dependencias como oficinas, salón de ventas, saladeros, corrales, sala de necropsias, taller, sala de insensibilización, cámaras de frío, sala de empaque, sala de maduración, túnel de congelados, sala de máquinas, lavadero de camiones y sala de faena.

Todas esas dependencias salen a remate con una base de $4.981.425,12 (con reducción de base hasta el 25%).

La subasta fue decretada por el juzgado de Ejecución, Concursos y Quiebras Nº 2 a cargo de la jueza Adriana Cuarzo.

El año pasado el remate fracasó por falta de oferentes. En esa oportunidad tenía una base de $15.563.498. Al no haber oferentes en el inicio se decidió la suspensión.

El frigorífico de Toay no funciona desde hace años. Los problemas en la planta, propiedad de Francisco Gil, comenzaron en los ’90 y se acentuaron durante la década del 2000, cuando cerró. Hubo un intento de reactivación cuando pasó a manos de Antonio y Serafín Buetti, bajo el nombre de Indeco S.A. La familia invirtió alrededor de 4 millones de pesos para equiparla, luego que su anterior propietario, Gil, dejara a los trabajadores en la calle. Los operarios le iniciaron una demanda para cobrar sueldos atrasados por alrededor de 2 millones de pesos.

Después de transcurrido algún tiempo, los Buetti comenzaron a tener problemas, y hubo una concesión de la planta a Frigorífico Argentino, de los empresarios Jaime Zelaya y Carlos Soria, y la situación pareció empezar a revertirse.

En el mes de julio de 2011, cuando la situación ya iba de mal en peor, se logró levantar un pedido de quiebra, sin embargo, unos meses después, el 20 de noviembre el frigorífico tuvo su última faena.

Un año después, en diciembre de 2012, la empresa estaba totalmente parada y los 70 operarios a los que se les adeudaba más de dos millones de pesos, pensaron en reabrir el frigorífico a partir de una estructura cooperativa.

En ese momento los obreros quisieron asegurarse de que los dueños no vendieran las herramientas, no vaciaran la empresa, para poder comenzar a trabajar cuanto antes. Sin embargo, no lo lograron. Fuente El Diario

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