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METEOROLOGIA

6 de mayo de 2017

OTRA VEZ APARECE EL NIÑO

Hay clima para que el infierno se repita en los campos de la región

Los incendios del último verano en el sur del sudoeste bonaerense y en las provincias de La Pampa y de Río Negro, mayormente, que afectaron casi 2 millones de hectáreas y provocaron la pérdida de alrededor de 2.000 animales, dejaron secuelas de las cuales los productores aún intentan recuperarse.

   “Estamos encarando el invierno como podemos”, dijo Erica von Hinke, ganadera, con un campo de 2.500 hectáreas —1.000 de ellas consumidas— a la vera de la ruta provincial 24, a 35 kilómetros de Perú, La Pampa, a 198 kilómetros de Bahía Blanca.

   “Se me quemó una planicie y por eso se redujo el pasto que tenía reservado para el verano. Debí hacer un destete precoz y alimentar 350 terneros. Como se recuperó el campo, a esos animales los tengo comiendo en uno de los potreros quemados”, agregó.

   A Von Hinke le quedó un pasto llorón, con algo de natural, y con manejo espera consolidar el estado corporal de los 1.200 vacunos y los 100 caballos que lograron sobrevivir.

La productora admitió que "la naturaleza es sabia" y que, por eso, "mandó bastante agua" tras el fuego.

   “Nuestro campo es muy noble. Tiene un banco de semillas natural y con un poco de agua se recupera. Si bien hay mucho pasto que está viniendo, no podemos usar todos los potreros porque no hay recursos económicos para alambrar”, sostuvo.

   Von Hinke dijo que hubo muchas promesas de apoyo gubernamental, pero que sólo consiguió cinco rollos.

   “Los pedí y pagué por el traslado más que por los rollos. Al final tuve que comprar balanceado; me lo banco sola. Los fardos son más caros, pero más sencillos de transportar”, contó.

  Según el Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF), de las casi 2 millones de hectáreas afectadas, más de un millón involucró a La Pampa, 610.000 Has. a Río Negro y casi 200.000 Has. a Buenos Aires, mayormente a los distritos de Villarino, de Patagones y de Puan.

  Lo peor, de todos modos, parece que está por venir.

“El ciclo puede repetirse”, dijo Von Hinke.

   “Hay que tener mucho cuidado. El año pasado veníamos con un muy buen régimen de lluvias y con bastante pasto. Al final, eso nos afectó porque el fuego volaba (sic)”, aseguró.

   “Debemos concientizarnos respecto de las picadas. Sin ellas no se puede parar nada. Está claro”, agregó.

Pero el tiempo parece que es un aliado.

   “Ahora, con el año por delante, hay que apelar a los legisladores, que la mayoría votó, para que revean la ley de bosques de La Pampa”, indicó Rafael Ferrari, ganadero y apicultor de La Colorada Chica, en el departamento de Caleu Caleu, a 60 kilómetros de Jacinto Aráuz.

“Se debe hacer algo nuevo con opinión de gente que sepa y con experiencia en incendios. Con una ley hecha detrás de un escritorio y con un monitor de computadora, se está muy lejos de la realidad que se vive en los campos pampeanos”, dijo.

   De sus 3.300 hectáreas, Ferrari vio 600 Has. consumidas por el fuego, aunque sin llegar a provocar daño en las 600 vacas de cría.

   “Por ejemplo, para hacer un picada hay una serie de trámites burocráticos que se resuelven después de varios meses”, dijo Ferrari.

   “Para hacer un contrafuego hay que considerar cuatro veces la altura del bosque que exista al lado”, agregó Von Hinke.

   “Si tenés un chañar de medio metro, no te da demasiado margen. Deberían dejar 25 metros (NdR: por lateral), lo cual sería considerable. La ley de bosques quiere preservar el bosque nativo pero, lamentablemente, con estos fuegos van quedando cada vez menos. Con un buen contrafuego es más fácil apalearlo (sic) y conservarlo”, explicó la productora.

“Otro tema que hay que agilizar, y desburocratizar, es el de las vacunaciones en caso de emergencias como estas”, comentó Ferrari.

   “Hay situaciones en que debíamos sacar la hacienda de un día para otro y la agencia del Senasa estaba cerrada, o con el sistema caído; siempre había un problema. Los animales no se pueden mover sin ese aval, como tampoco se pueden se pueden quedar sin comer porque se mueren”, redundó.

   Ferrari administra un campo familiar y, según dijo, el verano no los tomó desprevenidos.

   “Se trató de hacer un buen trabajo de prevención. Pero acá el tema es mirar el cielo para ver cuándo viene la tormenta y dónde va a caer el rayo”, sostuvo.

   “De cuatro vecinos que tenemos uno solo quedó sin quemarse. Pudimos contener el fuego en las picadas, pero un rayo nos afectó 600 hectáreas”, comentó, para destacar el aporte solidario de los bomberos araucenses y de localidades vecinas.

   “No todos los productores hacen lo que deben con los contrafuegos. Por eso estoy de acuerdo con que haya premios y castigos, a la hora de pedir los créditos para alambrados y demás, por ejemplo”, aseguró Ferrari.

   Eduardo Oliver es uno de los titulares del establecimiento San Severino, a la vera de la ruta provincial 24, a 11 kilómetros de Perú. De las 12.500 hectáreas de la explotación, 3.200 quedaron bajo el fuego.

   “¿Las previsiones para ahora? Las de siempre”, dijo.

 “Las lluvias importantes que se prevén para la primavera van a generar pastizales enormes y, acaso, otra sequía con tormentas eléctricas en el próximo verano”, sostuvo.

   “Las herramientas son conocimientos, gente capacitada, vigilia y mucha solidaridad con contrafuegos hechos en forma adecuada. Los eventos son naturales y van a seguir existiendo. No se pueden evitar los incendios y el motivo de los incendios, así como no se puede parar la lluvia o el crecimiento del bosque o de los pastizales”, relató.

   En el campo de Oliver se realizó una jornada de campo del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), donde se mostró la recuperación del establecimiento tras el fenómeno, así como distintas herramientas para el negocio ganadero.

   “El conocimiento del manejo del fuego y de los contrafuegos es un tema complejo”, indicó.

   “No todos saben manejarlo. Y ahí se provocan situaciones de tensión que no se deben producir si ese conocimiento se difundiera, porque todos sabrían qué hacer, cuándo y cómo. Sería más fácil”, aseveró Oliver, quien además posee campos en los distritos bonaerenses de General Belgrano y de General Viamonte.

   En la zona pampeana, y aun en los distritos bonaerenses situados en el sur, la precipitación desde fines de enero hasta los primeros días del corriente mes, superan los 220 milímetros. El promedio anual aquí es de 650 milímetros anuales.“El período de verano es normalmente crítico y siempre tenemos vigilia en enero. Este año, como consecuencia de los excesos hídricos de primavera, había mucho pastizal, fuertes vientos y bastante por quemar. Los calores fueron más intensos y las tormentas típicas, secas y eléctricas, determinantes”, contó.

 Oliver pudo controlar el incendio con su gente. “Se dio en la zona baja, donde el bosque es más cerrado y donde estaban hechos los contrafuegos perimetrales para poder controlarlo”, recordó.

   “Sólo perdimos una vaca. Sí tuvimos escapes (NdR: de animales), que luego recuperamos de campos vecinos. Las pérdidas más importantes son de alambrados, que ya estamos reconstituyendo, sobre el límite sur en especial, en el campo de un vecino y donde no había contrafuegos”, comentó.

   Oliver también celebró contar con una ganadería de cabaña (bonaerense) con una mansedumbre fuera de lo común.

   “No se trata de la típica vaca que, en un incendio, huye despavorida y hace un desastre. Es una de las razones por las cuales pudimos manejar la hacienda y alejarla del fuego. Pero también tomamos otra experiencia, como que la sanidad pampeana es superior a la Cuenca del Salado”, aclaró el productor.

   Ferrari sostuvo que este verano se dio el tan temido factor 3/30 que provoca los incendios.

   “Es como dicen los bomberos: más de 30 grados de temperatura; más de 30% de humedad y más de 30 kilómetros de viento, y cambiante”, dijo.

   “En un momento nos guiamos por las páginas de clima para saber por dónde iban los vientos y así trabajar con los contrafuegos”, manifestó.

Erica von Hinke actuó con la experiencia ante la presencia del fuego.

   “Entró por el campo de un vecino y ahí nomás prendí el mío. Los potreros los combatí con fuego; pero hay que saber hacerlo. Así lo paramos, con fuego y en el camino”, contó.

   “Heredé este campo hace un año y medio y, como no tenía personal para mis maquinarias, contraté a la comuna porque sabía lo que se venía. Tenía contrafuegos; y el vecino también, pero a veces no alcanza”, explicó.

   Von Hinke sostuvo que, ya sabiendo el manejo y las épocas —entre mediados de diciembre y fines de enero, que es crítica—, sacó la hacienda de los montes y la pasó a la planicie. "Este año se me prendió el monte, que se prende siempre, y la planicie”, indicó la ganadera.

   “Nuestra hacienda es mansa y está acostumbrada. Si me veo acorralada, hay tranqueras que se abren automáticamente y los animales saben por dónde salir”, aseguró.

   “¿Por qué otros productores perdieron animales? Por falta de experiencia, ya que fue un fuego muy rápido. No se apaga fácil y hay que saber manejarlo. El viento no te da tiempo a nada”, contó Von Hinke.

   Las pérdidas en animales y en infraestructura, como alambrados y aguadas, en este verano en nuestra región rondó los 750 millones de pesos.

La ley de bosques de La Pampa

* Conservación: Sancionada en 2011, la ley Nº 2.624 —según decreto 1026/12 de la provincia de La Pampa, denominada ley de bosques sobre la restauración y conservación del ordenamiento territorial— alude las picadas cortafuegos internas.

* Prevenciones: “(...) Las picadas cortafuegos perimetrales a nivel predial, que constituye la unidad de gestión de la empresa agropecuaria, no podrán tener medidas inferiores a las previstas en la ley Nº 1.354 de Prevención y Lucha contra incendios en zonas rurales”.

* Doce metros: “(...) No podrán ser de un ancho inferior a los 6 metros a cada lado de un alambrado permanente o de 12 metros en caso que el mismo no exista. Tanto las picadas cortafuegos perimetrales como las internas no podrán superar como medida de ancho, la de cuatro veces la altura media del bosque a resguardar (...)”, se añade en el articulado de la ley.

Más precipitaciones a partir de julio

* Ocurrencia: A partir del mes de julio venidero, los modelos climáticos coinciden en una mayor probabilidad de ocurrencia de lluvias por encima de lo normal en gran parte de la región pampeana.

* Precisión: “Resulta imposible anticiparse para evitar catástrofes, ya que no se puede saber el lugar exacto de ocurrencia, la dirección y, mucho menos, la magnitud”, dijo Carlos Di Bella, director del Instituto de Clima y Agua del INTA Castelar.

* Variabilidad: "Por efecto del cambio global tenemos una mayor variabilidad climática entre años, que tiende a ser cada vez más frecuente. Creo que acá lo importante es adaptarse”, sostuvo.* Big Bang: Eduardo Sierra, agroclimatólogo de la Bolsa de Cereales, ya había anticipado en La Nueva. que con el clima sucede lo mismo que con la naturaleza. “El hombre desearía que fuera estático y predictible, pero no lo es. No logra interpretar que la naturaleza es variable. El clima viene variando desde el Big Bang y seguirá así. En la naturaleza, la única constante es el cambio”, concluyó.

Guillermo D. Rueda

[email protected]

Enviado especial a Perú

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