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POLICIALES

20 de junio de 2016

Pampeano detenido en Río Negro por estafas

El acusado fue identificado por el diario Río Negro como Hipólito Baldomé, de 50 años, con un amplio prontuario y con pedido de captura a nivel nacional por estar involucrado en distintas causas por estafa.

La Policía de Río Negro detuvo a un pampeano con un frondoso prontuario por estafas reiteradas. El acusado operó en la localidad rionegrina de Río Colorado durante varios días. Dos hoteleros, una firma inmobiliaria y una familia terminaron engañados.
Los investigadores trabajan para reunir datos y determinar si el apresado trabajaba solo o estaba haciendo "inteligencia" para concretar ilícitos con alguna banda a posteriori, informó el diario Río Negro.

El hombre ingresó a la localidad el pasado 10 de junio, y logró "embaucar" a comerciantes y vecinos con distintos nombres falsos, mientras hacía ostentación de poseer un alto nivel económico.

Dos hoteleros, una firma inmobiliaria y una familia terminaron engañados en mayor o menor medida por esta persona que ahora deberá esperar hasta el martes próximo para determinar cuál será su condición frente a la Justicia.

Por estas horas los investigadores tratan de averiguar si hubo más personas engañadas que cayeron en las redes de este sujeto.

El acusado fue identificado por el diario Río Negro como Hipólito Baldomé, de 50 años, con un amplio prontuario y con pedido de captura a nivel nacional por estar involucrado en distintas causas por estafa.

El territorio de "trabajo" de Baldomé era amplio. El último tiempo estuvo operando en Villa Regina, General Acha, Bahía Blanca y en la provincia de Misiones. Cuenta en su haber con varias detenciones en los últimos años.

Inicialmente se instaló por varios días en uno de los hoteles del ingreso a la ciudad donde se identificó como Alberto Irazábal, un potentado ganadero de la zona de Pichi Mahuida. Allí dijo tener dificultades con la gran cantidad de chanchos jabalíes presentes en sus campos. Con ese ardid logró dar con un hombre con amplio conocimiento en la caza del chancho jabalí y que cuenta con un vehículo y armas registradas y apropiadas para la ocasión.
El cazador, entusiasmado por la propuesta del embaucador, le abrió las puertas de su vivienda y hasta lo invitó a cenar junto a su familia en un par de oportunidades. Pero durante uno de los encuentros, el propietario de la casa comenzó a sospechar de la credibilidad del relato del "empresario ganadero" al no tener en claro datos puntuales, como por ejemplo quienes eran sus vecinos en el campo o cuál era la ruta por la que se accedía a su propiedad.

La desconfianza aumentó dentro del grupo familiar del cazador ya que durante una de las noches en las que se juntaron hubo situaciones sospechosas que involucraron a una adolescente de 16 años. El momento detonante fue luego de la insistencia de Baldomé de salir urgente para el supuesto campo de su propiedad para ir a cazar los chanchos sin los correspondientes permisos otorgados por la policía. Esa misma noche el jefe de familia se presentó en la Unidad Once a relatar los temores y sospechas sobre la situación.

Se presume que el apuro de Baldomé era porque tenía planeado dar un "primer golpe" esa misma noche. Los investigadores dudan sobre cuál hubiera sido el destino de la víctima en caso de haber ido hasta un lugar alejado y prácticamente deshabitado y resistirse a ser despojado de sus pertenencias, en este caso las armas y una camioneta.

Con la denuncia en la mano durante varios días personal de la policía local buscó dar con el estafador que había abandonado sin avisar la habitación del hotel en el que se alojaba y en el que nunca pagó la cuenta.

Días antes de la detención se lo vio tratando de realizar transacciones comerciales fraudulentas en una de las inmobiliarias locales. En ese momento operaba bajo otro nombre falso ya que se presentaba como Alberto Rodríguez y decía que estaba esperando una transferencia bancaria con una suma más que importante de dinero.

El poder de convencimiento del hombre era tal que la responsable de la inmobiliaria llegó a prestarle su vehículo personal para que Baldomé se manejara dentro de la localidad. Al mismo tiempo ya se encontraba instalado en otro de los hoteles céntricos donde se registró bajo otra identidad falsa. Había pasado a llamarse Alberto Llorente.

Cuando los responsables de la Unidad Once se aseguraron que se trataba del sospechoso, montaron un operativo para la detención que tuvo la complicidad de la comerciante.

El derrotero de Baldomé terminó en los calabozos de la Unidad Once de Río Colorado, mientras se tramita una causa por defraudación y tentativa de defraudación con identificación falsa en el Juzgado Penal N° 30, a cargo del juez Guillermo Bodrato y el fiscal Miguel Ángel Flores.

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