POLITICA
27 de diciembre de 2021
José Figueroa Alcorta
El único argentino que presidió los tres poderes del Estado
Ocupar el sillón presidencial es la mayor aspiración de un dirigente político. Pero es posible seguir conquistando otras cumbres políticas, si de ambición se trata.
La ciudad de Córdoba vio nacer a un intelectual que no solo logró convertirse en presidente de la Nación (máximo escalafón del Poder Ejecutivo, 1906-1910), sino que antes ejerció la
vicepresidencia del país (presidente del Senado, máxima autoridad del Poder Legislativo, 1904-1906), y también presidió la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina (el cargo más importante del Poder Judicial, 1929-1931).
Se trata de José Figueroa Alcorta, nacido en La Docta el 20 de noviembre de 1860 y descendiente de los Figueroa Mendoza, "una familia arraigada a través de cuatro siglos en tierra americana y vinculada con la conquista del Tucumán y la fundación de la ciudad de Córdoba", según expone Miguel Ángel De Marco (h) en el prólogo del libro José Figueroa Alcorta, legislador para el cambio.
Este importante dirigente estudió en el Colegio Monserrat y en 1882 se recibió de abogado en la Universidad Nacional de Córdoba. A partir de entonces, comenzaría una ascendente carrera que, entre otros cargos y ocupaciones, lo vio ejercer como catedrático, periodista, legislador, gobernador de Córdoba (1895-1898) y hasta diplomático (embajador en España, 1912).
Una vez instalado en el centro del poder, el Dr. José Figueroa Alcorta gravitó en la política nacional durante más de 40 años, y la particularidad de haber ocupado los tres sillones de la República, lo convirtió en un caso único en la política argentina.
Lo que no logró este dirigente, quien como mandatario organizó la celebración del Centenario de la Revolución de Mayo en 1910, fue la bendición de la memoria colectiva: hoy son contados quienes conocen o reconocen sus hitos personales. En Córdoba, apenas se lo recuerda con un busto en la plaza de los Presidentes Argentinos Cordobeses y con un tramo de La Cañada, que lleva su nombre.
El intelectual falleció en Buenos Aires a los 71 años el 27 de diciembre de 1931. Sus restos descansan en el cementerio de la Recoleta. Fuente Cadena 3
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