Más que 10% de nuevos pobres y 100.000 muertos
Como tantos otros pronósticos realizados por el Gobierno, éste tampoco se concretó. La diferencia es que, en este caso, el yerro involucra a la cifra que más duele. Argentina superó hoy los 100.000 muertos –100.250, según los datos oficiales de hoy– por covid-19 en medio de una pandemia que golpea a todo el planeta. La estadística es feroz, pero cobra dimensiones de verdadera catástrofe porque se trata de 100.000 nombres; vidas y familias quebradas por la muerte y el dolor.
“Prefiero tener el 10% más de pobres y no 100 mil muertos en la Argentina”, dijo el mandatario en una entrevista con Jorge Fontevecchia en Perfil. “De la muerte no se vuelve. En cambio, de los problemas económicos, sí. Siempre pongo el mismo ejemplo. El año anterior a que asumiéramos con Néstor, en 2003, la economía había caído 11 puntos. Once por ciento de caída del PBI, 57 puntos de pobreza, 25 puntos de desocupación, y volvimos. Todo eso se puede recuperar, lo que no puedo recuperar es una vida”, agregó.
Actualmente, el país tiene 10% más de pobres –10 puntos porcentuales, en rigor–, pero también llegó a los 100.000 fallecidos. No hubo disyuntiva: la “preferencia” del mandatario sobre una de las opciones quedó de lado y el país sufre ambas. Según las últimas estimaciones, Argentina está muy cerca de llegar al 45% de pobres; o sea, 10 puntos más de la población de los que habló el primer mandatario en 2020, y casi 30% de aumento en cantidad de personas de las que estaban en esa condición cuando asumió la
presidencia.
Más allá de la mala gestión que las autoridades pueden haber hecho del contexto sanitario –con un debate que aún no termina de saldarse sobre la calidad de las vacunas que llegan al país y la velocidad con que lo hacen–, desde el comienzo de las restricciones el propio Gobierno planteó la dicotomía economía-salud; un falso debate que, ante la contundencia de los hechos, ya ni siquiera los funcionarios se molestan en defender, aun ante el impacto de la segunda ola, la aparición de nuevas peligrosas cepas y la incertidumbre sobre futuros nuevos coletazos.
Desde el principio, esa disyuntiva resultó difícil de entender. “El tiempo ha demostrado lo incorrecto de esta apreciación. Vivir es más que no contraer el coronavirus; vivir, para empezar, es también poder llevar el pan a la mesa familiar. No es la economía, son los seres humanos cuyas vidas y las de sus familias han sido destruidas”, ejemplificó Edgardo Zablotsky, rector de la Universidad del CEMA y miembro de la Academia Nacional de Educación.Fuente Infobae
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