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SALUD

8 de marzo de 2018

SE RECUPERA EL JOVEN MORDIDO POR UNA VIBORA

“En un momento, al pie no lo sentí más”

Flavio Omar Suárez, el joven de 25 años, que fue mordido por una víbora yarará conocida como “de la cruz” el sábado a la mañana, fue trasladado a una habitación común después de estar dos días en terapia intensiva. LA ARENA lo visitó ayer a la tarde en el Instituto Polymedic, lugar donde descansaba acompañado por su mamá Mirta Olmo y otros familiares. “Me siento bien, estamos mejor, ya recuperándonos”, comentó.
El y los suyos esperaban el alta médica. El hecho ocurrió en un establecimiento rural del paraje “El Durazno”. Flavio, quien reside en la localidad de Toay, recordó que aquel día recorría el campo donde trabaja, denominado “Mayacó”, como parte de su rutina de trabajo. “Me bajé de la camioneta y fui a ver el molino. La víbora estaba en la huella del camino, atrás de la camioneta”, relató.
Esta clase de serpientes son habituales de las llanuras pampeanas, que se caracteriza por ser el hábitat de distintas especies de víboras. “Cuando yo di la vuelta, porque fui a ver el molino, sentí el pinchazo. Pensé que se trataba de rosetas, y no le di mucha importancia”, dijo el joven que justo ese día calzaba alpargatas. “Siempre uso botas de cuero, justo ese día que andaba por ahí cerca me puse lo más sencillo porque fui un ratito, pero siempre usamos botas por obligación”, señaló.
“Me clavó un solo colmillo”, añadió. Flavio cree que la serpiente lo mordió por su instinto de defensa. El propio Flavio mató al reptil con una pala que tenía en la camioneta. “Agarré la víbora muerta, la metí en la camioneta y me fui para el casco de la estancia, desde donde avisé por teléfono contando lo que me había pasado”, recordó.
Flavio se consideró con suerte, ya que en el momento justo llegó un vecino, José María, quien le colocó Decadrón. Luego salió rumbo al establecimiento “La Gitana”, ubicado a doce kilómetros en la zona de Chacharramendi. Ese establecimiento tiene pista de aterrizaje. Desde allí, el trabajador fue trasladado en avión hasta el aeropuerto de Santa Rosa y de allí al hospital Lucio Molas. Pasaron tres horas hasta que el joven llegó al centro de salud santarroseño. En ningún momento sintió mareos, solo un dolor en el pie que “no aguantaba”.
“Estuve todo el tiempo consciente y nunca perdí el conocimiento -recordó-. Eso sí, se me empezó a dormir el pie, que en un momento no lo sentí más”. El joven trajo el cuerpo de la víbora, pero no la cabeza, justamente la parte necesaria para que los profesionales del hospital Molas determinaran qué suero necesitaba Flavio. “Mi tío, que es el encargado del campo, fue a buscarla. Le dije en qué lugar me había mordido y volvieron con el avión a buscar la cabeza”, narró.

 

Síntomas.
“Primero sentí hinchazón, que se me dormía el pie y un dolor que me había llegado hasta el muslo”, manifestó Suárez a este medio. Agregó que, sobre todo, sintió el dolor en las venas. Ayer a la tarde, Flavio todavía no podía apoyar el pie. Igualmente, estaba esperando el alta médica para continuar su recuperación en forma ambulatoria. “Caminar bien, no puedo, porque si apoyo el pie me duele. Tengo que esperar qué me dice el médico”, dijo.
Mirta, su madre, vive en Villa Cañás, una localidad santafesina, distante a 500 kilómetros de Santa Rosa. “Me hizo pegar un gran susto”, aseguró la mujer. Fuente La Arena

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