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12 de abril de 2016

Con música somos más perspicaces

Según la psicóloga Annette Schirmer, los sonidos rítmicos "no sólo coordinan el comportamiento de la gente dentro de un grupo, también coordina sus pensamientos; el proceso mental de cada individuo se sincroniza"

El descubrimiento extiende el poder de la música para controlar los circuitos del cerebro, incluyendo emociones y movimientos, incluso la percepción. La investigación explica cómo las percusiones unifican a un tribu en ceremonias, el porqué los ejércitos marchan con un tambor a la batalla, y por qué un discurso debe de ser rítmico. Incluso el porqué bailamos.

El estudio, de la Universidad de Singapur, examinó a sujetos que observaron una serie de imágenes en un monitor, para preguntarles cuál de todas había sido presentada de cabeza.

Mientras los participantes miraban las imágenes, escuchaban un sintetizador de un tambor con un ritmo de cuatro tiempos en el fondo. El ritmo era sincopado, saltándose el cuarto tiempo en cada compás.

El resultado muestra que cuando la imagen de cabeza es presentada en ese compás perdido, el sujeto la identificaba mucho más rápido que cuando las imágenes eran presentadas en silencio.

De alguna manera, el cerebro se ve acelerado por los sonidos externos y encuentra puntos más precisos en sincronía con el compás.

Después, los investigadores colocaron electrodos en las cabezas de los estudiados para determinar si la actividad cerebral se veía afectada por el ritmo del sonido. El electroencefalograma detectó que las ondas cerebrales (alpha y beta) se sincronizaban alrededor del ritmo.

Fuente: Muy Interesante.

El registro de las ondas cerebrales también reveló algo más sorprendente. Cualquier estímulo, como ver una imagen o escuchar un sonido, genera una onda corta en la región del córtex, donde la información es recibida y procesada.

Los investigadores se dieron cuenta que la onda cerebral evocada en la parte posterior del cráneo, en la región donde la visión se procesa, aumentaba cada vez que se asimilaba una imagen en silencio, pero cuando la imagen se presentaba con el sonido de tambor, la respuesta eléctrica evocada era más grande.

Estos circuitos visuales son más sensibles cuando la imagen aparece en sincronía con el ritmo auditivo.

Esto significa que nuestra percepción externa del mundo, la que entra a la mente a través de nuestros ojos, se ve afectada por los ritmos que escuchamos. Así, algo visto en un punto preciso, acompañado de un ritmo, es más fácil que lo percibamos a si lo viéramos sin sonido.

"Con un poco de música, tus ondas cerebrales se empiezan a sincronizar con el ritmo" dijo Schirmer a Scientific American.

"El ritmo facilita nuestras relaciones interpersonales, no sólo cómo nos movemos, sino cómo pensamos y hablamos" menciona Schirmer. "El ritmo facilita la interacción entre las personas sincronizando sus ondas cerebrales e impulsando las percepción sobre lo que la otra persona dice o hace".

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