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SOCIEDAD

1 de mayo de 2018

Último adiós a Campanino, leyenda del boxeo pampeano

El Zorro falleció este lunes a los 73 años. Fue uno de los deportistas pampeanos más destacados de la historia. La despedida fue en el Cementerio Parque.

Después de atravesar una dura enfermedad, Miguel Ángel Campanino, el Zorro, murió este lunes 30 de abril a los 73 años de edad. Fue, sin dudas, uno de los deportistas más importantes de la historia nacidos en la provincia de La Pampa. Este martes fue despedido en el cementerio Parque Ciudad de Santa Rosa. 

Miguel construyó una carrera intachable. En el ring y en la vida. "Un gentleman" llegó a definirlo el periodista deportivo y amigo personal de Miguel, Osvaldo Príncipi.

Había nacido en Santa Rosa en septiembre de 1944. Fue el mejor exponente del boxeo clásico, hizo del mismo un arte. Su historial deportivo marca que de amateur realizó 37 peleas con 31 victorias, 3 empatadas y 3 derrotas, y en el campo profesional 104 combates con 93 ganadas, 5 perdidas, 4 empatadas. Fue campeón argentino y sudamericano welter. 

En todas sus peleas mostraba elegancia, técnica y espíritu de boxeo. En cada una de ellas presentó una condición física excepcional, las disputó con limpieza, sentido del tiempo y distancia, derrochando energía con golpes justos y claros. Cuando fue campeón, se lo consideró el más completo de todas las categorías.

Su boxeo fino lograba que el espectador disfrutara del movimiento, combinando y ejecutando planes de combate en base a elementos ofensivos y defensivos sin precisar la violencia.

Combatió con todos los grandes de la época: Abel Cachazú, Mario Guilloti, Esteban Osuna, Horacio Saldaño.

Se consagró campeón argentino en 1974 y cuatro años después campeón sudamericano. Combatió por la corona del mundo con Pipino Cuevas, con quien perdió por KO en el Toreo de Cuatro Caminos, México. Fue el 12 de marzo de 1977.
 
En camarines, ambos se abrazaron y desearon lo mejor para sus vidas. Una que empezaba a nacer, la de Cuevas, y otra que empezaba a cerrarse, la de Campanino.

Miguel enhebró, tras esa noche de marzo en el Distrito Federal, una racha de doce victorias consecutivas,la última ante Ricardo Magallanes, el 9 de septiembre del 78, en un Luna Park que volvió a aplaudir de pie al enorme Zorro de La Pampa. Fue uno de los ídolos y conquistó el corazón de multitudes sobre todo porque en cada una de sus peleas, había espectáculo.

En su vida siguió ligado al deporte con un comercio de venta de indumentaria deportiva, y con un emprendimiento nocturno de música en el barrio de Villa del Busto, donde vivía.

En vida llegó a tener un reconocimiento mayúsculo en todos los niveles. En el año 1994, cuando Diego Maradona realizó una preparación especial para el Mundial, pasó por su gimnasio a hacer guantes. En ese mismo gimnasio se forjaron muchos de los mejores boxeadores de la nueva generación.

Ahí se construyeron las historias posteriores de Campanino. Su hijo Julián heredó el legado por el deporte de uno de los más grandes de siempre que voló lejos de esta tierra para ocupar un lugar en la eternidad dentro del templo sagrado de los elegidos.

Este martes amigos, familiares y allegados al deporte, le dieron el último adiós al grito de "grande campeón". Fuente 

El Diario de La Pampa

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