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DESTINOS TURISTICOS

16 de enero de 2017

Un nuevo derrumbe en Las Grutas casi provoca una tragedia

Esta vez, el derrumbe fue a unos cien metros de la bajada Los Acantilados

Un nuevo desmoronamiento del acantilado se produjo en Las Grutas ayer alrededor de las dos de la tarde, y una gran cantidad de gente se encontraba en la playa. Por fortuna no hubo que lamentar personas lesionadas.


Esta vez, el derrumbe fue a unos cien metros de la bajada Los Acantilados, donde a mediados de diciembre ocurrió un hecho similar. El lugar está ubicado 10 cuadras al norte de la zona balnearia más concurrida.

Uno de los guardavidas que custodia el sector relató que existe riesgo de desprendimiento en todo el frente costero -de hecho hay carteles que lo advierten-, pero ahora el peligro es mayor debido a que las pleamares de los últimos días fueron elevadas. A ese fenómeno se sumó el viento del sur, que hizo que las olas estallaran con violencia contra el murallón natural, debilitándolo aún más.

Ese conocimiento permitió ayer alertar a los veraneantes que se aproximaban para disfrutar de la calurosa jornada, cuando el mar comenzó su descenso y dejó al descubierto la primera franja de playa.

Un turista que se acercaba justo en ese momento por la avenida Costanera contó que se escuchó un estruendo que provocó un temblor. Inmediatamente -agregó- se elevó una nube de polvo espesa. Al bajar se encontraron con las enormes rocas esparcidas en la arena.

Pese al incidente, muchos visitantes ignoran las advertencias y se siguen colocando al pie del murallón, donde buscan sombra para protegerse del sol. El guardavidas tuvo que pedir insistentemente que se retiraran, ya que incluso se instalaban sobre las piedras que horas antes habían caído.

Sobre la vereda de la costanera el Municipio de San Antonio había cercado con cintas plásticas el tramo del derrumbe para evitar que transitaran los peatones.

No se descarta que por la fragilidad del barranco en esa parte se provoquen desprendimientos como sucedió el mes pasado, cuando utilizaron una máquina retroexcavadora para desprender los trozos de roca fracturados.

En la bajada conocida como La Rinconada, el Municipio demolió una parte del paredón construido sobre el acantilado. Sin embargo, las potentes pleamares recientes afectaron el barranco y uno de los muros se resquebrajó por el golpe de las olas. Por eso debieron retirar unos metros de material para evitar que caiga a la playa. Pero aún existe el riesgo de derrumbe.

 
Fuente: LMCipolletti

 

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