En ese marco, no se descarta que en las próximas horas una de las decisiones que se analicen sea la ratificación de la lista que integran María Luz Alonso (La Cámpora), María de los Ángeles Higonet y Heriberto Mediza.

Si en las últimas horas algunos de los propios integrantes de esa nómina, como Rubén Funes, dieron a entender su disposición a un acuerdo, con la decisión judicial se incrementaron los posicionamientos en ese sentido.

En el kichnerismo la resolución se tomó con sorpresa y con un clima de derrota. Al principio, los referentes del espacio se atrevieron a hacer otras interpretaciones de la decisión judicial, pero cuando se conocieron los dos expedientes en los que se tomó decisión tuvieron en claro qué se había resuelto.

El kirchnerismo tiene dos chances en esta instancia: 1) bajar la lista de sus candidatos, interpretando que los resultados del 5 de julio ya hablaron de cuál es el posicionamiento de cada sector en la comunidad -aunque en este caso las elecciones serían obligatorias- o 2) dar la pelea aun en esta circunstancia, en que el espacio K aparece en inferioridad de condiciones.

Por un lado, admiten lo complejo que sería confrontar contra el aparato del vernismo y el marinismo, y con la necesidad de fiscalizar los comicios como corresponde. Por otro, analizan -en absoluto silencio en lo que hace a declaraciones públicas- los pasos a seguir, también en coodinación con funcionarios nacionales, que sugerirán el mejor camino.

Llegado el caso de una pelea electoral, el escenario es muy diferente al que se vivía el 5 de julio. Ya hay varios intendentes y dirigentes del PJ que, respetando la costumbre de acercarse al ganador, empezaron a cruzar de vereda y sobreactúan su alineamiento con el candidato a gobernador electo, Carlos Verna: dirigentes que hasta ayer nomás decían que había una pelea por “proyectos”, ahora se encolumnan con el ganador y prometen “bancarlo” pase lo que pase.

Esa ha sido la conducta de algunos jefes comunales y dirigentes de segundas o terceras líneas, mientras el gobernador Oscar Mario Jorge y sus funcionarios más cercanos mantienen prudencia y silencio.